La
tinta como medio para dibujar, se ha venido usando durante mucho tiempo. Los
antiguos egipcios y romanos usaban plumas de caña para realizar dibujos y
escribir sobre pergamino y papiro. Con el paso del tiempo la evolución de esta
técnica ha sido evidente. Desde la pluma, los pinceles, las plumas de
inmersión, las plumas fuentes y los estilógrafos son ejemplos del manejo tan
variado que tiene.
Esta
técnica permite alternar el trazo continuo con los grises falsos (grises
ópticos), que se crean con la superposición de la tinta sobre el papel, esto
sin olvidar un aspecto muy importante: la línea es el principio base, es el
mínimo rasgo pero el máximo de información. Esto quiere decir, que con solo un
trazo podemos reflejar alguna forma, un concepto, sin necesidad de detallar,
obviamente esto depende del manejo de la técnica para proyectar correctamente
una idea.
La
tinta es una técnica que permite distintos modos de aplicación, tanto en
“aguada” como en “puntillismo” o trazo corto, tomando en cuenta que el papel a
utilizar es un aspecto muy importante a considerar.
Algo
maravilloso de esta técnica, es que permite crear efectos interesantes con el
uso de la mancha accidental, no tengas miedo de experimentar, probar diferentes
resultados con aplicaciones sobre papeles con diferentes texturas.
Toma
en cuenta de que el secado de la tinta china es más rápido que la acuarela
líquida debido a su mayor dimensión, por ello es necesario que tomes en cuenta
que una vez seco no es posible alterar lo que ya se hizo, por lo que la
corrección tiene que ser antes de que seque.
En
el caso del puntillismo, cada punto debe de ser equidistante entre sí, para
lograr un efecto uniforme y a partir de ahí ir capa a capa agregando puntos en
determinada zona para ir oscureciendo, esto se debe hacer poco a poco.
Esta
técnica requiere, precisión, trabajo fino y bien cuidado, y aptitudes que
puedes ir mejorando con la práctica.
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